Grupo 20: "La participación de las familias en los centros escolares"

 ¡Hola! 

En el día de hoy hablaremos de la participación de las familias en la escuela, un aspecto que, para muchas personas aún pasa desapercibido o se considera secundario. 

Desde mi punto de vista, resulta esencial valorar el papel que desempeña cada miembro de la comunidad educativa, y en especial, el de las familias. 

Tras analizar con detenimiento los distintos marcos legales que regulan esta participación -desde la LOE hasta la LOMLOE, incluyendo también el Decreto 80/2022-, podemos afirmar que, con el paso del tiempo, se ha producido una evolución significativa. Hemos pasado de una participación familiar muy limitada a un reconocimiento mucho más amplio y valorado de su papel en el ámbito escolar. 

Actualmente, los centros educativos son más conscientes de la necesidad de implicar a las familias en el proceso de enseñanza-aprendizaje de sus hijos. Esta colaboración se refleja en diferentes ámbitos: desde el seguimiento del rendimiento académico a través de tutorías, hasta la organización y participación en actividades extracurriculares, proyectos de aula o iniciativas impulsadas por el Consejo Escolar y las asociaciones de madres y padres (AMPA). 

La participación activa de las familias en la vida escolar puede canalizarse a través de entidades como la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) o el Consejo Escolar. Sin embargo, en la práctica, muchos padres y madres se enfrentan a dificultades que limitan su implicación directa, especialmente por cuestiones laborales o familiares. Esto conlleva que, en muchas ocasiones, no puedan acudir a reuniones o tutorías al coincidir con su jornada laboral, dejando así gran parte de la responsabilidad educativa en manos del profesorado. 

Por otro lado, también es habitual encontrar una escasa representación familiar en el entorno escolar, así como una limitada difusión de información sobre aspectos relevantes que afectan a la educación de sus hijos. En algunos centros, la organización de actividades dirigidas a las familias es insuficiente, lo que restringe su participación. A esto se le suma que determinados docentes consideran que los padres no deberían intervenir en la planificación de actividades del centro o en las decisiones relacionadas con la educación de los alumnos. 

No obstante, lo que muchos desconocen es que la presencia activa de las familias en la escuela repercute positivamente en el desarrollo académico y personal del alumnado. Las tutorías, por ejemplo, permiten al profesorado conocer mejor a sus estudiantes, identificar sus características, necesidades y comportamientos fuera del aula. Además, esta relación más cercana entre familias y docentes genera un clima de confianza, seguridad y colaboración, lo cual favorece una educación más integral y coherente con los niños y niñas. 

Tras analizar algunas de las principales causas que dificultan la participación de los padres en la escuela, propongo una serie de medidas y mejoras para fomentar su implicación y lograr así una educación de mayor calidad: 

• Uso de tecnologías de la comunicación como correo electrónico, foros virtuales, aplicaciones educativas, que permitan mantener una comunicación fluida y abierta con las familias. En este sentido, es fundamental ofrecer formación digital a aquellas familias que lo necesiten. 
• Flexibilidad horaria para las reuniones y tutorías, de modo que los padres con horarios laborales complejos puedan acudir en otros momentos. También es recomendable realizar tutorías periódicas para fortalecer el vínculo entre familia-escuela. 
• Implementación de plataformas digitales donde los padres puedan consultar información relevante sobre el progreso académico y personal de sus hijos. 
• Campañas de sensibilización desde los centros educativos para que las familias comprendan la importancia de su implicación y papel activo que pueden desempeñar en la educación de sus hijos. 
• Incrementar el número y la diversidad de actividades conjuntas como jornadas de puertas abiertas, visitas culturales o talleres donde las familias participen y se sientan parte del proceso educativo. 

En definitiva, es esencial concienciar tanto a los centros educativos como a las familias sobre los beneficios de su colaboración. La educación no debe recaer exclusivamente sobre la escuela; debe ser un proceso compartido. Fomentar espacios de encuentro, formación conjunta y participación activa contribuirá a una enseñanza más rica, integradora y eficaz para nuestros alumnos.